Como en muchas urbes del mundo, el casco histórico de la ciudad de Buenos Aires tiene mucho que contar y mostrar. En un puñado de cuadras, está comprimida la historia de un país que se alimenta día tras día.

El testigo más cabal de esto es la Plaza de Mayo, a 5 cuadras de La Casona del Alma – Duplex Loft  y a 9 de Defensa 1057- Home Studios.  Considerada como la plaza principal del país, ha sido y es el escenario de los acontecimientos más significativos de la historia argentina, además de ser un bello espacio para caminar y contemplar los alrededores históricos de la ciudad.

Con sólo cruzar la calle Balcarce, nos encontramos con la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo Nacional. Es uno de los edificios más conocidos de Buenos Aires y fue declarado Monumento Histórico Nacional. Adquirió su color particular, el rosa, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento.

Su gran arco de ingreso, coronado por los granaderos es imponente. Desde la entrada se puede ver el balcón desde el que hablaron los presidentes argentinos. Hay visitas guiadas: el imperdible es el Salón Blanco, donde se realizan los actos de gobierno de mayor trascendencia.

Del otro lado de la plaza se encuentra el Cabildo de Buenos Aires, escenario central de la Revolución de Mayo de 1810, cuando se derrocó al virrey español Cisneros y se generó el conflicto que llevó a la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Hoy, el Museo Histórico Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo ofrece documentos, pinturas y objetos de los siglos XVII al XX. Fue el lugar donde se reunieron los habitantes de la ciudad al grito de «¡El pueblo quiere saber de qué se trata!».

A una cuadra, aparece la Catedral Metropolitana, el principal templo católico del país. En sus inicios era una humilde vivienda de paja y adobe, y con el paso de los siglos se convirtió en un bellísimo y asombroso edificio. Se pueden realizar visitas guiadas para conocer íntegramente los interiores, o bien recorrerla con un enfoque artístico e histórico. En su entrada, siempre encendida, se encuentra la llama viva en homenaje al General San Martín, Padre de la Patria.

A dos cuadras de la plaza se encuentra uno de los lugares más enigmáticos de la ciudad: la Manzana de las Luces, que guarda un halo de misterio ya que posee túneles enigmáticos, construidos a cinco metros de profundidad y excavados directamente en la tosca, con zapa y pico entre los siglos XVII y XVIII.

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